El lijado de superficies planas barnizadas es una operación habitual en la industria de la madera, los tableros y la...
}Desde el punto de vista del lijado, los trabajos de restauración de muebles de madera requieren principalmente tiempo y paciencia, así como el empleo de los productos abrasivos adecuados. Durante estos trabajos debemos evitar, en la medida de lo posible, el empleo de lijadoras manuales que ahorran tiempo, pero que por contra son propensas a provocar daños en la superficie y por lo tanto en el acabado final.
El proceso de lijado a mano es sencillo y no requiere de gran técnica. Conviene recordar que con el lijado conseguimos los siguientes beneficios:
Limpiar la superficie de madera y eliminar los defectos superficiales, así como reducir el repelo o fibra de la madera.
Crear una rugosidad en la superficie suficiente que permita un anclaje del barniz.
Mejorar el acabado final, dotándolo de un tacto liso, suave y agradable.
En ocasiones conseguir realzar un aspecto rústico, envejecido o con un diseño marcado sobre la superficie.
Recomendaciones básicas para tener en cuenta para lijar madera a mano
En la medida de lo posible, debemos lijar siempre a favor de la veta de la madera o a favor del efecto o diseño que vaya marcado sobre la superficie. Debemos evitar lijar en sentido cruzado, ya que de esta forma las rayas provocadas serían más visibles, levantando al mismo tiempo la fibra de la madera.
Ejercer la mínima presión de lijado para conseguir que el acabado sea uniforme. Si el lijado se realiza con excesiva presión se generan zonas con brillos, pulidas, suaves al tacto, pero con una rugosidad no uniforme que se traducirá en colores no homogéneos en la fase de tintado o coloración. Del mismo modo, nos podemos encontrar con problemas de anclaje del barniz si la superficie lijada ha sido previamente pulida por un exceso de presión.
Es muy importante no apurar los abrasivos empleados y sustituirlos cuando empecemos a detectar los primeros síntomas de desgaste.
No debemos lijar las superficies de madera que estén húmedas. La humedad en las fibras de la madera evita que éstas permanezcan levantadas y puedan ser fácilmente eliminadas durante la operación de lijado. Además, el polvo generado se convierte en una especie de pasta que emboza el abrasivo. Si nos vemos obligados a trabajar sobre una superficie que ha sido previamente humedecida entonces debemos esperar a que esté completamente seca. De este modo conseguiremos el efecto contrario, es decir que las fibras al secarse se hayan erizado y sea más fácil su corte.
Se recomienda limpiar la superficie de madera del polvo generado, especialmente entre lijados con diferentes granos ya que el polvo de lijado puede rayar la madera.
¿Qué técnicas de lijado debemos emplear en el lijado manual?
Para el lijado a mano de superficies planas se recomienda emplear un bloque de lijado. Este bloque a modo de cala transmite una presión de lijado uniforme sobre toda la superficie, evitando las huellas de presión de los dedos sobre el propio abrasivo y este a su vez sobre la pieza. El bloque debe tener una dureza media, suficiente como para alisar los defectos de la superficie lijada.
Para las superficies curvas es mejor emplear un bloque con espuma, acolchado, que se adapte a las diferentes ondulaciones proporcionando un lijado uniforme y cómodo. La dureza de la espuma debe evitar que las zonas de presión de los dedos se queden marcadas.
Para los rincones o esquinas de difícil acceso se recomienda emplear un raspador que esté afilado y que nos permita tratar la zona sin dejar estrías o arañazos.
Para el lijado de patas, husillos y otras zonas redondeadas no se requiere el uso de bloques o calas. Para tratar estas superficies sólo será necesario envolver una tira de tela o papel abrasivo alrededor de la pieza, y tirar de los extremos hacia delante y hacia atrás en un movimiento continuado de arriba hacia abajo para lijar toda la pieza. Para el lijado de este tipo de partes se recomienda emplear un grano de lija más basto que el empleado para las superficies planas, el cual nos permitirá poder lijar mejor las testas y las vetas cruzadas de la madera.
El lijado de bordes curvos convexos lo haremos presionando ligeramente el soporte abrasivo con los dedos. Para las curvas cóncavas nos podemos ayudar de una espiga que tenga el mismo diámetro que la curva y sobre la cual envolveremos el soporte abrasivo.
El lijado de tallas o grabados sobre la madera debe realizarse con un grano de lija más fino al empleado en el resto de las zonas. Con ello debemos evitar emplear granos bastos que puedan difuminar el dibujo o aplanar las superficies redondeadas.
Las superficies chapeadas o con una pátina deben tratarse con cuidado, al ser recubrimientos sensibles. En ambos casos el lijado debe ser suave, con muy poca presión, evitando los pelados de la chapa o la eliminación de la capa de pátina. Para este tipo de lijados se recomienda emplear fibra abrasiva y/o lana de acero.
¿Qué abrasivos podemos emplear para el lijado a mano de la madera?
Los abrasivos más comunes empleados para el lijado a mano son: las hojas o pliegos de lija, las esponjas abrasivas y las lanas de acero.
Las hojas de lija son la opción más usada para las operaciones de lijado, especialmente en trabajos sobre grandes superficies. Se emplean sobre calas o garlopas manuales sobre las que se fijan los pliegos abrasivos, consiguiendo de esta forma un mayor rendimiento y planitud de las piezas lijadas.
Las esponjas abrasivas son muy apreciadas por su versatilidad y comodidad de uso para el usuario, lo que les permite ser usadas en lugares pequeños o de acceso complicado, como puertas o marcos de las ventanas, que cuentan con contornos o ribetes. Se emplean para funciones de acabado, decapado, eliminación de defectos pequeños o lijado entre capas de imprimación. Pueden ser de tipo basto o de tipo fino.
La lana de acero es idónea para ser usada antes del acabado, porque hace que la superficie resulte más suave y esté en las mejores condiciones para el resto de los procesos. La lana de acero, que se compone de hilo de acero, tiene muchas aplicaciones tanto si es fina (para matizar barnices o aplicar ceras en la madera), media (suavizar entre mano y mano y acabado previo al barniz o a la pintura) o gruesa (supresión de cera vieja, manchas, decapado …
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